Alguna la mejor música española escrita para piano fue compuesta por un austro-húngaro a finales del siglo XIX.

La música de Óscar de la Cinna se situaría pues, salvando las distancias y guardando similitudes, a la altura de la de Pablo Sarasate. En ambos casos la melodía popular es elevada a su máximo tratamiento y expresión musical, en el piano y violín respectivamente, creando un repertorio de obras maestras españolas de interés no sólo para el público extranjero sino para cualquier editorial importante de la época.

 

Increíblemente, ha existido un gran desconocimiento sobre la vida y la obra de este compositor, a pesar de que ofreció conciertos por toda España, y residió en ciudades como Sevilla, Barcelona, Palma de Mallorca y Jerez de la Frontera, donde pasó los últimos años de su vida y falleció. Sus obras han sido escasamente programadas en concierto y tampoco se han grabado. Es realmente triste, a la vez que sorprendente, que su música haya caído en el olvido con el paso de los años, especialmente cuando reconocemos en ella los elementos fundamentales que identifican la música clásica española.